martes, 27 de noviembre de 2007

Altazor o El viaje en paracaídas


Altazor, ¿por qué perdiste tu primera serenidad?

¿Qué ángel malo se paró en la puerta de tu sonrisa

con la espada en la mano?

¿Quién sembró la angustia en las llanuras de tus ojos

como el adorno de un dios?

¿Por qué un día, de repente, sentiste el terror de ser?

Y esa voz que te gritó “vives y no te ves vivir”

¿Quién te hizo converger tus pensamientos al cruce

de todos los vientos del dolor?

Se rompió el diamante de tus sueños en un mar

De estupor

Estás perdido, Altazor,

Solo en medio del universo

Solo como una nota que florece en las alturas del vacío.

No hay bien, no hay mal, ni verdad, ni orden, ni belleza

¿En dónde estás, Altazor?


(....)


Altazor morirás Se secará tu voz y serás invisible

La Tierra seguirá girando sobre su órbita precisa

Temerosa de un traspié como el equilibrista sobre el alambre

Que ata las miradas del pavor.

En vano buscas, ojo enloquecido

No hay puerta de salida y el viento desplaza los planetas

Piensas que no importa caer eternamente si se logra escapar

¿No ves que vas cayendo ya?

Limpia tu cabeza de prejuicio y moral

Y si queriendo alzarte nada has alcanzado

Déjate caer sin parar tu caída sin miedo al fondo de la sombra

Sin miedo al enigma de ti mismo

Acaso encuentres una luz sin noche

Perdida entre las grietas de los precipicios.


[Huidobro, Vicente. Altazor. Canto I]

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